lunes, 6 de abril de 2015
Nuevo Blog!!
Queridos pensadores:
este blog seguirá su camino de pensamientos. He abierto otro dedicado a los viajes por las tierras del Islam
Súmense a la caravana,bienvenidos a Carvansaray
www.carvansaray.wordpress.com
jueves, 26 de marzo de 2015
Camino de la frontera V: Las musulmanas de Rivera
Parecía como si Rivera contuviera dos mundos. Por un lado el reino sin tiempo del
departamento, situado espiritual o lingüísticamente (que es lo mismo) en
Uruguay. Allí pasaba las horas de la noche y del descanso. Por otro lado estaba
la calle en donde exploraba sin rumbo la vida en la frontera, la voluptuosidad
del verano brasilero.
Cuando el lunes por la mañana volví mi cama al modo sofá, terminé de
limpiar los restos del desayuno y me hice con las llaves, a penas contenía la
emoción de la aventura. Sentía esa especie de gracia viajera, la llamada ansiosa
de la ciudad.
domingo, 1 de marzo de 2015
Camino de la frontera IV
IV- Los Fernandos
-Les pedimos a todos que se abrochen los
cinturones de seguridad porque así lo manda la ley brasilera- dijo en portugués
el joven cobrador del micro. Me dí vuelta y le pregunté en el mismo idioma a un
hombre sentado en el asiento de en frente si debía sacar boleto en la
ventanilla o si podía hacerlo sin bajar. Y me respondió en perfecto español que
cualquier opción era válida. Viajaba en la frontera y la mixtura era ley.
domingo, 15 de febrero de 2015
Camino de la frontera III
III- Nicirin, Guaraná palestina
El paisaje de aquel Uruguay profundo
era la lluvia. El verde de la pampa interminable se estrellaba contra el gris del
aire. Desde el medio del vacío aparecía una familia callada, que subía al
colectivo en silencio y estrechaba el rostro contra la ventana mojada antes de
volver a bajar y perderse de nuevo en la vastedad.
Poco a poco la llanura era
interrumpida por el cauce angosto y fuerte de arroyos y ríos turbios, tantos
que nadie se ocupó en poner sus nombres en un cartel. Las palmeras iban
ganándole terreno al vacío. Y aparecían a lo lejos la silueta algunos montes
perdidos entre la niebla y el griterío del verde. Era uno de aquellos trayectos
en los que cuando se llega al primer conjunto de casas uno advierte que llegó a
destino, porque el mapa no indica nada más que soledades y líneas sin puntos. Y
no me equivoqué, eso que veía por la ventana (siempre el camino hasta las
terminales tiene cara de barrio) era Artigas.
jueves, 5 de febrero de 2015
Camino de la frontera II
II- Rosa, el cíclope frenteamplista
Llegué a Salto una mañana de lluvia.
Si me esforzaba en recuperar algunos fragmentos deshilachados de memoria y no
rendirme al sueño el resultado daba lo siguiente: la noche maldurmiendo en el
micro desde Buenos Aires en el que viajaba un hombre de túnica y topi que bajó en Paysandú y al que apodé
“el musulmán misterioso”, el sello mal puesto de los empleados de migraciones
yoruguas en mi pasaporte, la sala de espera VIP de la Terminal de Retiro como
refugio asillonado del caos y confidente de mis últimas inseguridades viajeras,
la casa de mi amiga Caro y las tardes de charla y té, el amable chofer del 101
que me llevó a su casa, la partida, temprano a la mañana desde Mar del Plata
dos días atrás, la despedida de mi amor y de mis plantas.
Y ahora estaba ahí y todo se salía
inesperadamente del esquema.
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lunes, 2 de febrero de 2015
Camino de la frontera- fragmentos de un viaje por los confines de Uruguay, por los comienzos de Brasil
“Una
fuerza tal podría llamarse una cosmovisión «mágica», un sentido
de la vida que rechaza el «mero» azar de una realidad de señales y
prodigios, de las coincidencias significativas y de las
«revelaciones». Como cualquiera que haya intentado alguna vez
podría atestiguar, los viajes intencionales la abren inmediatamente
a esta influencia «mágica».” Hakim Bey, Superando el turismo
Hace
más de un año que no aparezco en este
blog. En estos doce meses vi nuestras plantas crecer y morir, leí
mucho, aprendí palabras nuevas y las olvidé antes de lo esperado,
conversé, caminé por la playa bajo los vientos de todas las
estaciones, dibujé las flores que salvajes se abrieron paso en la
tierra baldía, escribí páginas que nadie leyó, canciones que solo
nosotros oímos. Viajamos a lugares cercanos en distancia pero
distantes en experiencias y en esos viajes vi una laguna vestirse de
dorado con el sol del fin del día y una procesión de tambores
aprender del fuego que los templó el secreto para destruir el helado
aire de mayo, en un barrio con olor a leña y calles de adoquines. Y
como siempre el invierno fue largo y el verano efímero pero eterno.
Todas las historias de esos días se escaparon en tardes bajo el sol
de una plaza verde de loros, en mediodías de mates amargos y radio
turbia, en el cansado entusiasmo del ojo contra el papel, mientras
escribía el libro de mis viajes, que pronto, InshaAllah, estará
terminado. Y así llegó diciembre y la promesa de una viaje pequeño
que logré arrancarle a los tiempos. Y a la jornada le quité algunas
palabras, algunas historias. No son pensamientos, o tal vez sí.
Crónicas disociadas de la autobiografía pero no de la experiencia.
Una serie de relatos del camino de la frontera.
miércoles, 15 de enero de 2014
Veoveo* Una canción
“A punk song will never change
the world
but I can tell you about a
couple that changed me”
Wingnut Dishwashers Union
Una canción. Una canción que escribí y canté el
año pasado. Y esta. Su glosa.
Ya no quedan amigos para prender el mundo
fuego. Las personas, como las plantas, nos polinizamos. Necesitamos sol, agua,
aire y a veces no nos gustan los trasplantes. Pero nos conectamos, unos con
otros, por medio de cosas aladas que nos traen mensajes que nos fecundan. Cuando crecemos perdemos la confianza en la
amistad y nos vamos cerrando a las mismas ideas, a los mismos rostros y tonos.
Los pensamientos nos vienen desde los libros, no desde voces reales, de
intercambios genuinos. Y quizás por eso no prenden. Poco a poco, nos vamos
marchitando. Como en el mundo de los antiguos griegos, pensar es una acción que
sucede en el diálogo, en presencia de otro, cuando en nuestra tierra la semilla
del pensar ajeno se inquieta, se retuerce, se agita, brota. Sorprenderse de
alguien, buscar su compañía, tener tiempo de escuchar sin la necesidad de
llegar a ningún lado, eso va desapareciendo. La gente crece para volverse
árbol, para hacerse sola, para crecer en raíces y crear genealogías. Y el amor
gratuito y libre de la amistad con su arte pasa a segundo plano, se convierte
en una red de contactos.
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