domingo, 15 de septiembre de 2013

Veo Veo* Mapas, relatos amorosos del mundo

I-

   El mapa no es el territorio. Es su representación. Por un lado, el carácter anónimo de la cartografía la vuelve una ciencia mágica, un arte, un relato amoroso del mundo. Por otro, esconde la subjetividad política: ¿quién dijo que el sur está abajo del norte?¿quién marcó las fronteras?¿por qué hay países que no existen?


II-

    Cuando tenía ocho años le pedí a mi mamá que me regalase su bolsa con mapas. En mi casa no había otros: había conocido esos objetos en la escuela, pero eran diferentes a los de la bolsa. Los mapas escolares eran blancos, aburridos, mapas mudos sobre los cuales me obligaban a la absurda tarea de colorear, con un lápiz nuevo, cada uno de los partidos de la provincia. Los mapas de mi mamá eran muy distintos. En primer lugar, tenían colores. Un naranja de tierra roja que indicaba las montañas, un verde claro que señalaba las ondulaciones de lugares como el que vivíamos, amarillo para el desierto y la tierra seca y un verde infinito para las selvas. Y el azul, los diferentes azules que circulaban nuestro mundo. Nada más que colores, pero cada uno era la cifra de algo desconocido, el emblema de un universo. Esos mapas eran gruesos. El papel era poroso y resistente: estuvieron colgados en las paredes que rodeaban mi cama por años. Mapas sin palabras sobre los que posaba mi mirada para soñar. No eran ya la prolija arquitectura del poder (provincia, partido, municipio), era un objeto que unificaba todas las constelaciones posibles bajo su nombre misterioso: el mapamundi.

III-

   A partir de esa imagen de mapa creamos con mi hermana los propios. La nuestra era una cartografía fantástica destinada no a retratar la realidad sino a construirla, a inventarla. El plano pirata contenía lugares que nadie más que nosotras hubiera podido encontrar: la Garganta del Diablo era un pozo angosto en la arcilla de la calle en el que, los días de lluvia, veíamos una catarata y nos lavábamos las botas. Guardábamos nuestro mapa como un tesoro, puesto que tal vez fuera el único verdadero en todo el barrio. El plano oficial no servía para otra cosas que para hacernos reír viendo como los soberbios daban vueltas en círculos sin encontrar sus destinos.

IV-

   Primero hay que saber perderse, diría un tango apócrifo. Y lo supimos. Hace muchos años el olor de una planta me hizo errar el camino. Una vez, con mi hermano pequeño en un bosque al lado de la ciudad. Él estaba asustado y yo, después de una hora y media de caminar en círculos y encontrar espinos que nos cerraban el camino, aparentaba una calma que no tenía. Otra vez con mi esposo, en la selva boliviana. Y ahí también el camino verdadero estaba al lado nuestro, pero no podíamos verlo. Y muchas veces en sueños: en la infancia, las calles conocidas se trasfiguraban de pronto en ciudades nuevas. Pero al dejarse perder se encuentra algo, una semilla por detrás del bosque de la desesperación que habla de cuando la humanidad desconocía el mapa y surcaba los mares mirando las estrellas.

V-

   Después, andar sin pensamiento. Hay una brújula que está en el centro del pecho, la qibla del corazón. Aveces, llegando a un sitio nuevo me dirigí, sin saber y sin dudar, hacia el camino correcto. Como un pez, para el que el río es un mapa y a la vez un anzuelo que empuja hacia adelante.

VI-

    Entre muchas otras cosas, colecciono mapas.  Coleccionar va en sí contra el orden natural de las cosas: la entropía, el caos.  Si todo camina hacia la disgregación ( y tal vez la disgregación marche hacia la unión en un todo, pero eso es ya otro tema), el coleccionista va contra el mundo, atemorizado secretamente por la amenaza del polvo, del deterioro, de lo efímero, del fin. Junta en un lugar cosas que de por sí no se juntarían, arrima semejanzas. Pero la lucha del coleccionista contra el desorden no es una guerra mortal, sino la manifestación de una desatada furia amatoria. Después de todo, el coleccionista jamás aspira a destruir el caos, sino a controlarlo, protegerlo, catalogarlo, puesto que paradójicamente los objetos que tiene más valor son los desordenados, los anómalos, los que se posicionan en una delgada línea entre la figurita codiciada y la figurita rota. El coleccionista es el que construye jaulas por amor a los pájaros libres. Si el mapa como representación ahoga el relieve del terreno, la colección de mapas exprime además a la representación. Del paisaje no queda más que una huella fantasmal, el eco de una melodía que se escurre en la púa marchita de un antiguo tocadiscos. Aquella hendidura que aún persiste es la literatura.

VII-

   El mapa escribe sobre el terreno y a la vez es escrito, en él se inscribe la seducción de los nombres de las lejanas aldeas. Como una estampilla, como una foto, captura cierta belleza indescriptible, cierta alma del mundo. Porque el mundo también es un mapa, las líneas de las manos también son rutas y los surcos en la tierra también son señal del camino que forman.

17 comentarios:

  1. Me encanta cómo escribes!!!

    Sólo un consejito? Elige una letra más simple, porque escribes hermoso y escribes mucho, y a veces es complicado con esta letra bonita pero con mucho firulete :)

    ¡Bienvenida al juego!

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  2. Hermosísimo escrito amiga. Me recordó lo difícil que fue aprender a entender la escala de los mapas (y todavía me cuesta). Cuando iba a tercer grado, Pamela, mi amiga y compañera de banco me explicó que en muy breves semanas se iba a vivir a Israel. Acechaba la crisis del 89, sin trabajo y sin casa a su familia le pareció la mejor opción. Le pregunté a mi mamá dónde quedaba Israel, y ella abrió el Atlas mundial, un libro protagónico de nuestra biblioteca. Lo vi, quedaba cruzando lo azul, que era agua. -¿Ta bien má, pero cuándo la vamos a visitar? ¿El sábado? -Va a ser difícil, Gabi, es muy lejos- decía mi mamá mientras marcaba el camino con el dedo. Yo veía que toda el agua entraba entre mis dedos extendidos, era evidente que no tenía voluntad de ir a visitar a Pamela. -El océano Atlántico es muy grande- seguía excusándose. Haciendo mi mejor esfuerzo pregunté -¿Cuánto? ¿100 cuadras?. -Pero no Gabi, mucho más!- Era una pena. 100 era el número más grande que recordaba, y la cuadra era la única medida de distancia que conocía. -Que mapa mentiroso- concluí.

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    1. Genial Gabi!! Hermoso relato!! Muchas gracias por compartirlo conmigo!!

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  3. Querida pensadora:
    Como siempre tus escritos son exquisitos. Tenes la virtud de poner en palabras tan bien dichas lo que pienso, pero que soy incapaz de hacerlo. Como vos decís esos mapas alguna vez me pertenecieron. Me llevaron a mundos mágicos,a selvas impenetrables, grandes montañas con picos nevados, hasta te diría que nadé en las profundidades de los océanos,llegué hasta los confines del mundo...Que alegría me da que pudiste realizar el gran sueño que tenías desde niña, que era viajar!!!
    Estoy muy orgullosa de vos!!!!
    Tu primer admiradora!!!
    Mamá

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    1. Mamá: sos genial, sos mi lectora favorita, después de todo ¿cómo no ibas a guardar tantos años esos mapas sin amarlos vos también? Gracias por estar al comienzo de todo!

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  4. Bello, Bellisimo Veo Veo! Me mori de la ternura con el comentario de tu mami! Me hiciste viajar a tu infancia, cuando te perdiste con tu hermano de chica y mas grande con tu marido, lograste que vea a los coleccionistas de una forma que nunca habia logrado, reafirmaste mis ganas de tener un mapa colgado en la pared de mi habitacion! En fin, me deleitaste con tu hermosa manera de escribir. Beso enorme!

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    1. Muchas gracias Ayelén! Me das ganas de seguir escribiendo!. Mi mamá es muy tierna, es cierto. Suerte con los mapas de tu cuarto, ojalá se llenen de sueños cumplidos y por cumplir. Te invito a seguir en contacto!
      Un abrazo!

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  5. Tu escrito me hizo recordar que cuando era chica me regalaron un atlas, bah, era un libro con mapas de cada pais y otro con lo de casa provincia. Amaba esos atlas!

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    1. ¿Lo tenés aún? Yo también amo los atlas y tengo varios libros de ese tipo que fui encontrando por ahí. Todavía me gusta perderme mirándolos. Gracias por leer y comentar!

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  6. Wow! Entre lo que escribiste y el comentario que me emocion de tu mamá estoy asi: wow! Como te comentaron, a mi tambien me hiciste ver a los coleccionistas desde otra perspectiva, es que yo tengo un coleccionistas de mapas al lado, mi pareja, que siempre lo veo guardando todos los mapas de pueblos, ciudades, paises y pienso "para que guardar y guardar" y con tu historia me hiciste ver el "para que" y tambien el "por que". Muchas gracias! Besos :)

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    1. Gracias!! A mí también me tienen que aguantar acarreando peso en papel por las rutas del planeta, te agradezco en nombre de los coleccionistas que tengas tanta paciencia con uno de los nuestros, jajaja! Y me pone muy contenta poder contribuir a generar nuevas miradas! Un abrazo grande y te invito a que nos sigamos encontrando por acá! Gracias!!

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  7. Me encantó, qué lindo que escribís!
    Me quedo con estas palabras, me encantó esta idea de los mapas como "un relato amoroso del mundo"
    Un abrazo y buenos rumbos!!!

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    1. Muchas gracias Juan Manuel! Me alegro que te haya gustado! Hasta la próxima! Un abrazo!! Y gracias de nuevo!

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  8. Hello,

    Even when Spanish is like my pet-hate of a language that I usually run two-rabbits from either, reading; which I do not posses the power to do, or listening and here, I can't stand the loquacious queasiness of its letters being uttered like some pugilistic match between two drunken and tired lips by anyone who's anybody...

    I find an unprecedented amount of joy in reading your input and meticulous thoughts. I admit also using Google Translate to decipher the mystery word here and there, but all in all, this writing is beautiful, and so is the one before and the one before and so on.

    You should really never stop writing.

    H.H.

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Thanks for the effort on reading and the encouragment on writing, I hope I can translate my blog into English one day!!
      thanks again!

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